viernes, 20 de enero de 2012

LUCES DE BOHEMIA

La cultura se mueve. No hay nada más que ver la cantidad de teatros que programan trabajos muy interesantes.
Hoy estamos de suerte, sobre todo los alumnos de 4º, porque el Centro Dramático Nacional pone en escena Luces de Bohemia, el principal logro artístico de Valle-Inclán. Lo hace en el Teatro María Guerrero y los precios no son nada malos, también tienen recortes.
No todo es televisión y juegos de consola, no todo es crisis y noticias políticas. Para ilustraros os informo de una actividad que es noticia cada año. Su propuesta no tiene por qué hacerse en ese día, podéis seguir su sugerente recorrido en cualquier tarde libre. Pasear por Madrid aún es gratis.



LUCES DE BOHEMIA
La estatua de Valle-Inclán del paseo de Recoletos luce todos los 27 de marzo (Día Mundial del Teatro) una bufanda blanca, tal y como manda la tradición. Una fiesta que en Madrid se celebra de noche recorriendo los lugares que visitó Max Estrella, protagonista de Luces de Bohemia, la obra con la que don Ramón inauguró el género del esperpento, mezcla de tragedia, sátira y humor.
La ruta que el personaje inicia junto a don Latino de Hispalis es una ruta que recuerda el Madrid de los escritores modernistas, las tabernas, las librerías de viejo, aquellas tertulias del primer tercio del siglo XX. Primera parada: Casa Ciriaco, el restaurante que ocupa el lugar en el que Valle-Inclán situó la Cueva de Zaratrusta, la librería en la que Max Estrella, poeta ciego, es traicionado por el librero y su amigo.
Tras empeñar su capa en la Taberna de Pica Lagartos, en la calle Montera, continúa el periplo hacia la Buñolería Modernista, donde abre sus puertas la famosa Chocolatería de San Ginés. Allí el poeta es apresado por escándalo público y conducido al Ministerio de Gobernación, actual Casa de Correos de la Puerta del Sol. En sus inmediaciones estaría el Café Colón, al estilo de los de París, donde Max y don Latino charlan con el mismísimo Rubén Darío.
Pero la escena más famosa de Luces de Bohemia es el diálogo entre los dos protagonistas que tiene lugar en el callejón del Gato o, lo que es lo mismo, la calle de Álvarez Gato, frente a unos espejos cóncavos y convexos que deforman a quien los mira y que aún se pueden ver en la fachada del bar Las Bravas. Una excusa para culminar el itinerario tomando unas tapas por el barrio de las Letras antes de visitar el Ateneo de Madrid (Prado, 21), institución que presidió Valle-Inclán en 1931 y donde residió algún tiempo.

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