Habréis oído hablar, discutir y despotricar contra la SGAE. Como es la era de las siglas, una más nos pasa desapercibida, pero no debemos dejar que esto ocurra. En cualquier momento nos están contando algo que nos afecta y por no entender el significado de esas letritas nos perdemos lo mejor de nuestra vida.
SGAE: Sociedad General de Autores y Editores. ¿O sea? O sea, una asociación que defiende los derechos de todos aquellos ciudadanos que escriben, componen, crean y editan en España. En los últimos años han desarrollado una labor policial recaudatoria. ¿Qué es esto? vigilan, persiguen, acosan a toda aquella empresa, negocio, organismo o individuo que reproduzca por cualquier medio público cualquiera de las obras y productos que ellos tienen protegidos. Defienden al autor, cobran a todos los demás.
Pero no entremos también en tensión.
Nos interesa saber que si un día tenemos algo muy interesante escrito o compuesto, y pretendemos presentarlo a un certamen muuuy importante o queremos editarlo simplemente (previo pago al editor), hemos de registrarlo para luego reclamar nuestro derechos de autor. Esto es muy bueno, porque, una vez que has pagado, ¡te dura setenta años después de tu muerte! después, cualquiera puede copiarlo. Parece fácil, pues no, es más complejo. Porque si mientras tanto alguien quiere reproducirlo públicamente debe pagar unas tasas a la SGAE. Sé de buena voz que ha habido autocares obligados a pagar porque llevaba puesta la música de Los Chunguitos (en territorio español, claro, una vez en Portugal ya puedes poner lo que quieras)
Al margen de esto y de los problemas internos de la SGAE, unos 500 socios han elegido a su nueva junta directiva, 15 miembros, entre ellos Víctor Manuel, Jaume Sisa, José Miguel Fernández Sastrón, Jordi Galcerán y Achero Mañas. Quizás conoozcáis a algunos. Os recomiendo que busquéis información sobre ellos, hay que saber quién maneja los beneficios de los artistas y escritores.
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