Fantasía nocturna 3ºESO
PMAR II.
Miré hacia un lado y hacia el otro y me di cuenta de que
aquello era desconocido para mí. De repente todo se oscureció y no podía
escuchar absolutamente nada. Tenía mucho miedo de lo que pudiera pasarme, temía
por mi vida por aquel desconocido. Cuando se acercó más vi que no era humano, era
una especie de caballo con cabeza humana y en su frente un gran cuerno que
brillaba desde lejos. Al principio pensé que era un unicornio, pero no; intenté
acercarme pero el bicho raro se fue corriendo en dirección a la estación y
empecé a seguirle para descubrir qué era. Lo perseguía y lo buscaba, pero se
alejaba más de mí y no lograba alcanzarle. De repente lo perdí de vista, y en
el lugar donde desapareció empezó a salir una luz y yo tenía curiosidad por
saber qué era. Cuando me acerqué a descubrirlo, resbalé cayendo a las vías del
tren y dándome un fuerte golpe en la cabeza con los raíles. Debido al golpe lo
veía todo borroso y estaba muy mareado. Cuando por fin volví a ver bien, vi
desde el andén a esa especie de centauro cómo señalaba esa luz misteriosa y
decía repetidamente: “Vámonos, se va a hacer de noche”. Lo ignoré, pero cuando
volví a fijarme en la luz misteriosa, vi que se estaba aproximando a mí y que
era la luz de un tren que estaba a punto de atropellarme.
El tren me atropelló y desperté con una luz dándome de lleno
en la cara; cuando conseguí enfocar bien, vi a mi madre recogiendo mientras
decía: “Vámonos, se va a hacer de
noche”, y recogí la toalla y la sombrilla de la arena de la playa.
Cotidianeidad 4ºB. Refuerzo
Miré hacia un lado y hacia el otro y me di cuenta de que
aquello era desconocido para mí.Salí del metro y caminé. En una calle me encontré a una amiga de hace muchos años y
comenzamos a platicar sobre el tiempo que había pasado sin vernos. Después
fuimos a tomar un helado y a una discoteca. Lo pasamos muy bien, fue un gran
día. Por la noche fuimos a dormir a casa de mi abuela y al despertarnos
desayunamos. Contamos todo lo ocurrido a nuestros amigos y se quedaron con la
boca abierta por todo lo que había ocurrido por casualidad. Al día siguiente
volvimos a despertar tarde y mi madre nos preparó unos dulces que comimos
plácidamente. Jugamos en el patio de atrás y reímos mucho, hasta que mi amiga
se empezó a encontrar muy mal y mi madre llamó a un médico. Una vez en el
hospital nos dijeron que no era nada, pero que si seguía así, acudiéramos de
nuevo. La vida siguió con esa amiga a la que encontré en un lugar desconocido,
por casualidad.
Pesadilla 1ºA.
Miré hacia un lado y hacia el otro y me di cuenta de aquello
era desconocido para mí. Aquello era extraño y psicodélico. Sentí de repente
cómo alguien me soplaba en la nuca; me giré, no había nada… Sentí de nuevo cómo
me ahogaban unas delicadas manos frías y secas. No sabía qué hacer, quería
salir corriendo pero el miedo me paralizó. Me metió en el maletero de su coche
y sentí atadas las manos y los brazos, la cara tapada, no veía nada. Sentí como
si el coche estuviera cayendo por un barranco, pero no podía hacer nada, mi
cuerpo estaba atrapado. De repente me destaparon la cara y estaba frente a
alguien con un cuchillo, no se le veía la cara, lloraba y preguntaba “¿Por
qué?”. Me desaté como pude, le pegué un golpe y corrí. Cuando me di cuenta, ya
me había alejado lo suficiente para que no me pillasen. En cuanto pude me
escondí en un callejón, pero cuando me di la vuelta, uno de los secuestradores
estaba detrás de mí. Grité con todas mis fuerzas y funcionó: apareció una mujer
con un agente que dijo en alto: “Quieto, suelte a la chica”.Intenté escaparme
de mi secuestrador e ir con la policía cuando escuché tres disparos en mi
dirección y vi que el secuestrador corría tras de mí con un cuchillo. Cayó al
suelo. Todo era confuso. Hubo un forcejeo y sentí cómo me agarraban de los
pies. Finalmente terminaron secuestrándome. Salió en las noticias y mostraron
mi foto. La policía me buscó y a los cinco días me encontraron….
Me desperté. Todo fue una horrible pesadilla, pero….no
estaba en mi cuarto. ¿En qué lugar me encontraba? Ya no lo sé. Estaba en medio
de la nada, en un bosque, pero no podía oler…¿Qué me pasaba? Al tocarme la cara
noté que solo tenía ojos, ni boca ni nariz. Desde entonces vivo para matar a
todo aquel que entre en mi bosque.
Ojalá PMAR I
Miré hacia un lado y hacia el otro y me di cuenta de que aquello
era desconocido para mí. Era una casa oscura y tenebrosa, como aquella de las
historias del pueblo.
Mi abuela me advirtió acerca de aquella casa, me dijo que no debía
poner un pie allí. Mis amigas se rieron cuando se lo conté, y aunque no
queríamos ir ninguna, decidimos comprobar si el cuento era cierto.
Al final, y aunque se estaba haciendo de noche, mis amigas y yo
fuimos a la casa.
Una de mis amigas, Andrea, dijo que nos diésemos la vuelta, pero
Alba dijo que no pasaba nada.
Andrea se fue y nosotras seguimos hasta llegar.
Cuando llegamos yo pensé que era inmensa, y nos daba mala espina.
Sonó un ruido en ese momento, y corrimos hacia dentro. Miramos por las ventanas
por si aparecía alguien, y de repente la puerta se cerró, haciendo crujir toda
la mansión. Intentamos abrirla pero no pudimos. Escuchamos ruidos en el sótano,
y subimos a la planta de arriba para alejarnos.
Estábamos en un pasillo con muchas puertas, y decidimos ir a la
del fondo. Chirrió cuando la abrimos. Cuando vislumbramos lo que nos rodeaba,
vimos una cama ancha, un tocador antiguo de madera y un armario grande y alto,
pero nos fijamos en el espejo. Era muy extraño, y cuando Alba se acercó alguien
o algo chilló en la buhardilla. El susto fue enorme y no sabíamos dónde mirar,
en ese momento vimos una sombra femenina que nos saludaba y sonreía. Fue un
segundo.
Atrancamos la puerta con la mesilla, y nos sentamos encima de la
cama, aterrorizadas. Volvimos a mirar en el espejo, y no nos reflejábamos. Me
iba a dar un ataque al corazón. Un fuerte ruido contra el suelo de la misma
planta en la que estábamos nos sobresaltó aún más... Entonces, la mesilla de
noche se movió a un lado y se abrió la puerta.
Andrea estaba muerta.
Alba salió corriendo escaleras abajo y escuché un ruido
desgarrador, así que corrí a la buhardilla. En mitad de la penumbra sentí que
podía llegar al calmarme, escondida, quieta, sin hacer ruido.
Y entonces llegó la respiración, y aquellas manos que me cogieron
por el cuello y me levantaron en el aire. Oscuras. Con un olor que me sonaba,
hasta que un poco de luz me dejó ver quién era.
Mis ojos se apagaban, mientras mi abuela cerraba sus manos en
torno a mi garganta. “Eras mi niña preferida, no tenías que venir aquí. Vas a
morir del mismo modo que tu madre... por metomentodo”
Lo último que vi antes de llegar a este vacío fue el cadáver de
Alba.
Ojalá no hubiéramos ido.
Ojalá.