martes, 24 de abril de 2018


Fantasía nocturna           3ºESO PMAR II.

Miré hacia un lado y hacia el otro y me di cuenta de que aquello era desconocido para mí. De repente todo se oscureció y no podía escuchar absolutamente nada. Tenía mucho miedo de lo que pudiera pasarme, temía por mi vida por aquel desconocido. Cuando se acercó más vi que no era humano, era una especie de caballo con cabeza humana y en su frente un gran cuerno que brillaba desde lejos. Al principio pensé que era un unicornio, pero no; intenté acercarme pero el bicho raro se fue corriendo en dirección a la estación y empecé a seguirle para descubrir qué era. Lo perseguía y lo buscaba, pero se alejaba más de mí y no lograba alcanzarle. De repente lo perdí de vista, y en el lugar donde desapareció empezó a salir una luz y yo tenía curiosidad por saber qué era. Cuando me acerqué a descubrirlo, resbalé cayendo a las vías del tren y dándome un fuerte golpe en la cabeza con los raíles. Debido al golpe lo veía todo borroso y estaba muy mareado. Cuando por fin volví a ver bien, vi desde el andén a esa especie de centauro cómo señalaba esa luz misteriosa y decía repetidamente: “Vámonos, se va a hacer de noche”. Lo ignoré, pero cuando volví a fijarme en la luz misteriosa, vi que se estaba aproximando a mí y que era la luz de un tren que estaba a punto de atropellarme.
El tren me atropelló y desperté con una luz dándome de lleno en la cara; cuando conseguí enfocar bien, vi a mi madre recogiendo mientras decía:  “Vámonos, se va a hacer de noche”, y recogí la toalla y la sombrilla de la arena de la playa.



Cotidianeidad                   4ºB.  Refuerzo

Miré hacia un lado y hacia el otro y me di cuenta de que aquello era desconocido para mí.Salí del metro y caminé. En una calle  me encontré a una amiga de hace muchos años y comenzamos a platicar sobre el tiempo que había pasado sin vernos. Después fuimos a tomar un helado y a una discoteca. Lo pasamos muy bien, fue un gran día. Por la noche fuimos a dormir a casa de mi abuela y al despertarnos desayunamos. Contamos todo lo ocurrido a nuestros amigos y se quedaron con la boca abierta por todo lo que había ocurrido por casualidad. Al día siguiente volvimos a despertar tarde y mi madre nos preparó unos dulces que comimos plácidamente. Jugamos en el patio de atrás y reímos mucho, hasta que mi amiga se empezó a encontrar muy mal y mi madre llamó a un médico. Una vez en el hospital nos dijeron que no era nada, pero que si seguía así, acudiéramos de nuevo. La vida siguió con esa amiga a la que encontré en un lugar desconocido, por casualidad.



Pesadilla              1ºA.

Miré hacia un lado y hacia el otro y me di cuenta de aquello era desconocido para mí. Aquello era extraño y psicodélico. Sentí de repente cómo alguien me soplaba en la nuca; me giré, no había nada… Sentí de nuevo cómo me ahogaban unas delicadas manos frías y secas. No sabía qué hacer, quería salir corriendo pero el miedo me paralizó. Me metió en el maletero de su coche y sentí atadas las manos y los brazos, la cara tapada, no veía nada. Sentí como si el coche estuviera cayendo por un barranco, pero no podía hacer nada, mi cuerpo estaba atrapado. De repente me destaparon la cara y estaba frente a alguien con un cuchillo, no se le veía la cara, lloraba y preguntaba “¿Por qué?”. Me desaté como pude, le pegué un golpe y corrí. Cuando me di cuenta, ya me había alejado lo suficiente para que no me pillasen. En cuanto pude me escondí en un callejón, pero cuando me di la vuelta, uno de los secuestradores estaba detrás de mí. Grité con todas mis fuerzas y funcionó: apareció una mujer con un agente que dijo en alto: “Quieto, suelte a la chica”.Intenté escaparme de mi secuestrador e ir con la policía cuando escuché tres disparos en mi dirección y vi que el secuestrador corría tras de mí con un cuchillo. Cayó al suelo. Todo era confuso. Hubo un forcejeo y sentí cómo me agarraban de los pies. Finalmente terminaron secuestrándome. Salió en las noticias y mostraron mi foto. La policía me buscó y a los cinco días me encontraron….

Me desperté. Todo fue una horrible pesadilla, pero….no estaba en mi cuarto. ¿En qué lugar me encontraba? Ya no lo sé. Estaba en medio de la nada, en un bosque, pero no podía oler…¿Qué me pasaba? Al tocarme la cara noté que solo tenía ojos, ni boca ni nariz. Desde entonces vivo para matar a todo aquel que entre en mi bosque.




Ojalá               PMAR I


Miré hacia un lado y hacia el otro y me di cuenta de que aquello era desconocido para mí. Era una casa oscura y tenebrosa, como aquella de las historias del pueblo.
Mi abuela me advirtió acerca de aquella casa, me dijo que no debía poner un pie allí. Mis amigas se rieron cuando se lo conté, y aunque no queríamos ir ninguna, decidimos comprobar si el cuento era cierto.

Al final, y aunque se estaba haciendo de noche, mis amigas y yo fuimos a la casa.
Una de mis amigas, Andrea, dijo que nos diésemos la vuelta, pero Alba dijo que no pasaba nada.
Andrea se fue y nosotras seguimos hasta llegar.

Cuando llegamos yo pensé que era inmensa, y nos daba mala espina. Sonó un ruido en ese momento, y corrimos hacia dentro. Miramos por las ventanas por si aparecía alguien, y de repente la puerta se cerró, haciendo crujir toda la mansión. Intentamos abrirla pero no pudimos. Escuchamos ruidos en el sótano, y subimos a la planta de arriba para alejarnos.
Estábamos en un pasillo con muchas puertas, y decidimos ir a la del fondo. Chirrió cuando la abrimos. Cuando vislumbramos lo que nos rodeaba, vimos una cama ancha, un tocador antiguo de madera y un armario grande y alto, pero nos fijamos en el espejo. Era muy extraño, y cuando Alba se acercó alguien o algo chilló en la buhardilla. El susto fue enorme y no sabíamos dónde mirar, en ese momento vimos una sombra femenina que nos saludaba y sonreía. Fue un segundo.

Atrancamos la puerta con la mesilla, y nos sentamos encima de la cama, aterrorizadas. Volvimos a mirar en el espejo, y no nos reflejábamos. Me iba a dar un ataque al corazón. Un fuerte ruido contra el suelo de la misma planta en la que estábamos nos sobresaltó aún más... Entonces, la mesilla de noche se movió a un lado y se abrió la puerta.

Andrea estaba muerta.
Alba salió corriendo escaleras abajo y escuché un ruido desgarrador, así que corrí a la buhardilla. En mitad de la penumbra sentí que podía llegar al calmarme, escondida, quieta, sin hacer ruido.
Y entonces llegó la respiración, y aquellas manos que me cogieron por el cuello y me levantaron en el aire. Oscuras. Con un olor que me sonaba, hasta que un poco de luz me dejó ver quién era.

Mis ojos se apagaban, mientras mi abuela cerraba sus manos en torno a mi garganta. “Eras mi niña preferida, no tenías que venir aquí. Vas a morir del mismo modo que tu madre... por metomentodo”

Lo último que vi antes de llegar a este vacío fue el cadáver de Alba.
Ojalá no hubiéramos ido.
Ojalá.



lunes, 23 de abril de 2018


Indecisión        2º B
            Miré hacia un lado y hacia el otro y me di cuenta de que aquello era desconocido para mí… Sentí la sensación de ser libre, como el mar, la libertad para mí era algo que no era fácil de conseguir, era como un sueño. Era una cosa rara que no había sentido antes, pero me gustaba, era algo que no había experimentado en otro momento. Entonces, cuando creía que no podía ser mejor, lo vi a él y sentí que todo ese paraíso había mejorado mil veces más. Me miró y me encantó, sus bellos ojos y su manera de mirar a las personas, animales, me vuelve loca. Entonces pensé en hablarle, pero me daba vergüenza, él se veía muy guapo, apuesto y con actitud, y yo era una simple chica con la que solo había tenido contacto visual, pero tuve valor y fui a hablar con él, solo podía verlo a él, era como si el mundo se parara y solo fuéramos él y yo, me perdía en su mirada como una tonta enamorada, pero de repente me tropecé y él me cogió entre sus brazos como si fuera un superhéroe o, mejor dicho, mi amado de ojos claros. En ese momento sentí mis mejillas arder, ¡cómo temblaba de lo nerviosa que estaba! Inconscientemente tocaba sus brazos para saber si todo lo que había pasado era cierto. Él lo notó y solo me dedicó una tierna y única sonrisa. Tartamudeando le di las gracias, quería salir corriendo, pero cogí valor y le dije que si podía invitarle a comer como agradecimiento…


Una vez más.     1º ESO Apoyo

Miré hacia un lado y hacia el otro y me di cuenta de que aquello era desconocido para mí…. Pero poco a poco empezamos a conocernos más. Después de un rato, él me habló y me di cuenta que sabía mi nombre. Más tarde descubrí que era un detective privado. Sí, era uno de aquellos a los que pagan para investigar a la gente. Trabajaba para el CNI y le habían encargado un trabajo. Tenía que sonsacarme una información secreta, ya que yo trabajaba para el gobierno. Desde hace unos días, me siguen a todas partes y eso me estaba empezando a mosquear. El detective parecía un perrito faldero. Un día me siguió hasta los baños del restaurante donde comíamos mi compañero y yo y aproveché para despistarle, y escapar hacia el coche. Después de un rato conduciendo sin destino fijo, asustado, el teléfono sonó. No, no fue el teléfono, era el despertador. Rápidamente salí de la cama, me vestí y me di cuenta de que el sueño no era desconocido para mí.



Yidam        2º ESO Apoyo

Miré hacia un lado y hacia el otro y me di cuenta de que aquello era desconocido para mí…. Jamás había visto semejante animal, tan grande. Por un momento me dio miedo. Pensé que este animal no iba a poder conmigo. Trabajaba en el circo. Era mi primer año como domadora. Sí, me daba algo de miedo pero me di cuenta de que no tenía dientes. Por tanto me relajé y empecé a reír. Después de una hora me tocó darle de comer. Me acogió muy bien cuando le acaricié el pelo después de darle su comida. Su antigua domadora le había enseñado a relajarse cuando entraran a darle de comer y beber. Pensé en ponerle un nuevo nombre. Consideré llamarle Yidam por unos amigos musulmanes que conocí hace unos años. Después de un tiempo, el animal empezó a responder a su nuevo nombre. En pocos días empezó a realizar nuevas acrobacias y su espectáculo iba a ser muy bueno. Al cabo de unos meses, como era de esperar, Yidam se convirtió en la principal atracción del circo. Un día, un hombre, muy bien vestido con traje y corbata, se dirigió hacia mí y me ofreció una gran cantidad de dinero por Yidam. Por supuesto, yo la rechacé y le invité a marcharse. El tipo, visiblemente enojado, desapareció. Al cabo de un rato, fui a ver al león. Era la hora de alimentarle. Comió, bebió. Me fui a descansar. No había amanecido todavía cuando el teléfono sonó. El mensaje era claro. Yidam había desaparecido. Su jaula estaba vacía……


Indefensión        2º A Referencia

Miré hacia un lado y hacia el otro y me di cuenta de que aquello era desconocido para mí…. Solo veía la línea dl horizonte. Junto a mí había una piedra enorme, demasiado raro… Intenté levantarla y, cuando la empujé unos centímetros, sentí que una fuerza misteriosa me tragaba hacia el centro de la Tierra. Me iba tragando lentamente. Caí hacia el vacío, sentía que me ahogaba… cuando alguien me cogió. Era extraño, nunca había pasado eso. Miré, era una persona de aspecto raro, ¿un extraterrestre? Tenía la cabeza pequeña, los ojos aún más pequeños, y lo que más sobresaltaba era su enorme cuerpo. Me eché hacia atrás con miedo y me di con una piedra en la cabeza, me empecé a marear… Cuando desperté, me sentía como si no hubiera pasado nada, no me acordaba de lo que había pasado. Estaba en una sala misteriosa, con un montón de pociones extraterrestres. Y allí, en una esquina de la sala, estaba él, mi salvador. Me quedé paralizado, no sabía qué decir y, cuando por fin me salieron las palabras, tartamudeé. Conseguí preguntar: “¿Dónde estoy?” Me contestó una voz dura y misteriosa: “No te importa” Empezó a asustarme, no sabía dónde estaba y no recordaba nada. De repente llegaron otros extraterrestres y me sacaron de esa sala. Entonces supe que venían en son de paz. Me ayudaron a levantarme y con un extraño aparato me curaron la herida en un instante. No sabía cómo reaccionar ni qué hacer. Empecé a hacer preguntas estúpidas, ¿de qué planeta sois?, ¿qué hacéis aquí?... Había ya cinco de ellos. Cada uno de ellos me dijo su nombre, Zhark, Argos, Gasser, Hylos y Hayabusa. Me contaron que su planeta había sido destruido por un malvado alien llamado Conquistador y que buscaban un nuevo hogar. A su vez me preguntaron si podía ayudarlos a buscar al destructor de su planeta. “Yo soy un niño que no sirve de nada, ¿cómo os voy a ayudar?”, contesté. “No”, me respondieron, “tienes poderes porque antes de ser destruido nuestro planeta, se los pasamos a un ser vivo, y ese eres tú. Este es el tiempo de la venganza”. Pedí entonces que me contaran la historia de su planeta. Se negaron rotundamente. En ese momento llegó otro ser que descubrí como Conquistador. Llegó enfurecido, lanzó fuera de allí a los cinco extraterrestres que me acompañaban y se dirigió hacia mí. Me obligó a formar parte de su séquito amenazando a mi familia. Llevo ya seis años así. Si alguien lee esto, que mande ayuda.



En espiral       3º ESO

Miré hacia un lado y hacia el otro y me di cuenta de que aquello era desconocido para mí…. Raro, dado lo mucho que conocía yo. Había algo, me quedé extrañado, quieto, no sabía si era un peligro acercarse o moverse. ¿Me atacaría? Tenía una figura extraña, apenas se apreciaban detalles, estaba oscuro y no poca luz no llegaba a alumbrar. De manera discreta fui dando pasos cortos. Entonces el ser se movió. Aterrorizaba. Los ruidos que hacía al moverse me asustaron. Se oían pasos. Noté que se había cerrado la puerta de la habitación: estaba encerrado. Estaba asustado, no entendía nada, no sabía qué hacer… percibí a alguien cerca de mí, que se acercaba. Inesperadamente se encendió una luz, aunque apenas conseguía iluminar aquel espacio. Parecía una cárcel, un calabozo donde hubieran estado otros prisioneros. Estaba solo, pero los ruidos no cesaban. Entré en pánico, estaba paralizado; la luz empezaba a moverse a mi alrededor. Con un esfuerzo sobrehumano conseguí alcanzar la pared. Un ruido atronador me hizo taparme los oídos. Grité también. Cuando se me acabó el aire, abrí los ojos. Una silla, sobre ella una carta: “sigue estas pistas y conseguirás ganar el juego”. La primera me hablaba de un baúl que contenía una segunda carta. Casi palpando las paredes di con él. “Mira donde no te fijarías”. Mucho tiempo había perdido antes, ¡había una ventana! La alcancé y a través de ella conseguí escapar. Corrí y corrí hasta llegar  un acantilado. Me senté, suspiré y vi que aquel sitio me era familiar…



La huida       4º A ESO

Miré hacia un lado y hacia el otro y me di cuenta de que aquello era desconocido para mí…., nunca imaginé encontrarme con algo tan espantoso como era aquello. Pensé que sería diferente, que me ayudaría a superar mis miedos, a mejorar como persona. Aquello tan espantoso estaba allí, mirándome. Era algo nunca visto, parecía una bestia. Pero no lo veía bien. Había un lado iluminado e intenté salir por allí, pero estaba paralizado, no podía moverme. Le miré directamente a los ojos. Eran rojos, sanguinolentos, el ceño fruncido. Debajo unos dientes afilados como garras, feroces como de lobos. Las milésimas de segundo parecían horas. La bestia se movió, se acercaba a mí. No sabía qué hacer, ¿qué querría?, ¿matarme?, ¿tal vez era inofensiva? Luego decidí acercarme más a él. Fui avanzando hasta verla de cerca detrás de un arbusto. Lo rodeé. En un abrir y cerrar de ojos la bestia desapareció. Sentí algo detrás de mí: era la bestia. Sin saber qué hacer, acabé hablando. Empezó a contarme su historia… él solamente quería tener un amigo, todos le habían juzgado por su físico espeluznante, pero tenía un buen corazón que nadie había querido conocer. Con más tranquilidad, miré con detenimiento, Vi cicatrices en su cuerpo, todas ellas al huir de aquellos que querían hacerle daño. Decidimos quedar un par de veces a la semana y así sanar sus cicatrices, no las del cuerpo, sino las del corazón. Nos veíamos siempre en el mismo sitio, a las afueras, donde nadie nos podía ver. Mientras yo le curaba él me iba contando todas las veces que había tenido que huir. Hasta que un día un hombre me vio salir del lugar de nuestras citas. Me miró y se me acercó. “¿Qué hacías ahí?, ¿se te ha perdido algo?, sabes que es muy peligroso. Respondí que no era nada importante, e intenté separarme de él. Pero sospechaba algo, sabía que yo estaba mintiendo. ¿Sabía él algo de la bestia? Me fui. Él seguía mirando nuestro escondite; yo no quería que nadie le hiciera daño. Volví al día siguiente. Algo me dijo que no entrase, miré hacia arriba, vi una trampa. Parecía vieja, pero nunca la había visto. Se me ocurrió correr, sin saber a dónde. Estaba oscuro. Encontré a la bestia acurrucado. Me dijo que no se sentía bien, que se consideraba una amenaza para la gente, que solo quería estar en un sitio seguro, a salvo de cualquier peligro. Entonces se me ocurrió: buscaría un lugar alejado donde ningún humano le molestase. Buscamos por el bosque, pero… aunque encontrásemos el lugar deseado, nunca encontraría la paz que necesitaba su viejo corazón. No tendría tranquilidad por su imperiosa necesidad de huir. Decidí hacer una locura: me iría con él: yo también necesitaba paz, esa paz que sí encontraba a su lado. Hoy estamos visitando el Cáucaso. Hace años dejé de ser una adolescente alocada, sin padres, sin familia, sin hogar. Ahora lo tengo. La bestia me ha dado el cariño que tanto necesitaba. Y yo he conseguido curar las heridas de su alma.

sábado, 21 de abril de 2018

23 de abril : día de las letras, de los libros, de Miguel de Cervantes y de Shakespeare. Motivo sobrado de celebración. La literatura une personas, supera idiomas, nos hace ricos.

Este año todos vosotros habéis creado relatos colectivos. Y los vamos a compartir aquí, es lo menos que merecéis. También estáis creando palabras, ¿por qué no podríamos hacerlo? y las vamos a disfrutar en las paredes del colegio.





Mi dimensión       1º ESO referencia.

Miré hacia un lado, miré hacia otro y me di cuenta de que aquello era desconocido para mí. Me levanté de mi asiento, mis compañeros de clase ya no estaban. Por un momento pensé que estaba soñando o que tal vez había perdido el conocimiento por unos instantes. Fui al pasillo del instituto. Solo se encontraban algunos profesores y una señora limpiando. Me sentía raro, pensé que me había dormido, pero era como si estuviera en otro universo. Aquel universo era paralelo al mío, la misma colocación de las clases… Les pregunté a los profesores dónde estaban los alumnos, no me contestaron, como si no me vieran ni me oyeran. Seguí caminando y encontré una clase nueva. Fui dentro y hallé a un amigo aterrorizado. Aunque no sabía de qué tenía miedo. Salí de aquel lugar, no había nadie. De repente… encontré a otro amigo mío, le pregunté, pero tampoco él parecía verme ni oírme. Después tuve la gran idea de irme a mi casa. Por el camino me crucé con un individuo que parecía de los malos, como todos mis amigos que había encontrado en mi colegio. Seguí caminando. Llegué a mi casa, no estaban mis padres ni mis abuelos. Todo era muy raro, parecía estar solo yo en el mundo. Llamé por teléfono, nadie me lo cogió. Ya no sabía qué hacer. Me estaba desesperando. Decidí coger mi abrigo y salir de nuevo a la calle. Me acerqué al parque junto al río. Me sorprendí al ver que mis amigos estaban allí. Fui hacia ellos, pero, como de costumbre, no me contestaron. Miré hacia mis pies y mis ojos empezaron a humedecerse: mi cuerpo estaba desapareciendo. Era como si fuera un espíritu. Intenté abrazara Roberto, mi mejor amigo. Pero caí contra el suelo. Me levanté y vi que él parecía no haber notado nada. Ya estaba desesperado, ¡nadie notaba mi presencia! Fui a casa a dormir, estaba muy cansado. Allí seguía sin haber nadie y era la primera vez que estaba solo en casa y tengo que confesar que me daba un poco de miedo después de todos esos sucesos extraños. Al día siguiente en el colegio… parecía que nada había cambiado, yo seguía desapareciendo hasta que solo quedaron mis pies. A mi alrededor todo estaba igual, nadie me hacía caso. La gente empezó a gritar. Sentí que me faltaba la respiración. Estaba muy agobiado. Oí pitidos. Abrí los ojos todo lo que pude. Solo vi a mis padres llorando y mi cuerpo sin aire.


Toda culpa se paga.      3º ESO referencia

Miré hacia un lado, miré hacia otro y me di cuenta de que aquello era desconocido para mí. No recordaba nada de lo sucedido la noche anterior, era como si hubiese hecho un reseteo automático de mis últimas 72 horas. Todo lo que me rodeaba era irreconocible. Me dolía la cabeza como si me hubiera caído del cielo en un mundo nuevo. Estaba en un lugar extraño, sola, con frío. Me estaba empezando a agobiar, me faltaba el aire y no había nadie para ayudarme. Logré sentarme para recuperar el aliento que me faltaba, cerré los ojos para concentrarme, me levanté y seguí adelante. A medida que avanzaba me sentía más débil, tenía hambre y mucha sed, no tenía dinero y había perdido el móvil. Por todo, me frustré. No podía comunicarme, cada vez me sentía más estresada. Hasta que apareció una luz a lo lejos, no la veía bien. Los ojos se me cerraban cada vez que me fijaba en ella para verla. Hasta que se acostumbraron y pude apreciar de dónde procedía. He de reconocer que tardé bastante tiempo en enfocar bien la mirada para poder reconocerlo. Y de repente vi una criatura extraña que venái hacia mí. Me moría de miedo y no sabía cómo reaccionar. Tenía unos ojos negros  como la obsidiana, una mirada fría y tétrica, la piel era escamosa y rugosa. Lo supe porque me agarró del cuello y me elevó en el aire como si de un juguete se tratase. Me metió de golpe en su platillo volante y… me desperté muy asustada. Recordé lo que había soñado. ¡Jugar con videojuegos hasta tarde me está haciendo mal!