viernes, 26 de mayo de 2023

 El hada mala (CONTINUACIÓN Y CIERRE DEL ÚLTIMO TEXTO PROPUESTO)

Alondra Valentina Azuaje Escalante 2º A

Por un momento la habitación se puso del revés y los platos y tazas con sus cubiertos, que un momento estaban tan lindamente colocados sobre la mesa, cayeron estrepitosamente al techo. Pero el hada quedó suspendida en el aire, a la espera de ubicarse de nuevo.


Fuera de la casa, el ciclón se dedicaba a levantar los vehículos y hacerlos girar por un instante para depositarlos después en lugares diferentes a los que ocupaban antes.


Más lejos, donde el aire ni siquiera se movía aún, los niños de una escuela jugaban felices al pilla pilla, mientras las dos profesoras charlaban en una esquina del patio del recreo.


Pero esta calma duró poco, ya que a lo lejos se veía como un vehículo se acercaba cada vez con más velocidad hacia el patio. Empezó a correr el pánico entre los niños, nadie podía controlarlos, pero tuvo la suerte de tranquilizarlos y sacarlos del patio .El vehículo se estrelló contra el suelo arrasando con todo lo que tocaba. La escuela se derrumbó y, lamentablemente, no veía rastro de algunos niños…


Después del desastre, el ciclón seguía en pie aun más fuerte que al principio, la ciudad estaba hecha un caos. El hada veía desde el interior de la casa cómo se iban desprendiendo las paredes por la fuerza del ciclón que se iba acercando cada vez más hacia la casa… ¡PUM! Se desprendió finalmente la pared de la casa. El hada se agarró con todas sus fuerzas a la ventana de la otra punta pensando que podría quizá hacer para parar el ciclón, angustiada porque no se le ocurría nada al ver su vida en peligro. Por desgracia, los humanos no podían hacer nada tampoco…


El ciclón se acercaba más y más. De repente, vio el cielo partiéndose en dos para dejar salir un ángel que la miró fijamente con una mirada escalofriante. El ángel flotaba en el aire, estaba vestido con una túnica blanca que le llegaba hasta las rodillas, una corona en la cabeza y  una espada en su mano. El ángel, sorprendiendo a todos, pausó el tiempo, menos el del hada, y le dijo con voz fría: “Vengo de los fríos templos del cielo para ayudarte con un problema que podría destruir medio mundo. Soy un secundario de los ángeles más importantes, me enviaron para darte un poder y un reglamento que deberás cumplir: te otorgo la grandeza de destruir este ciclón con el viento que soltarán tus grandes y hermosas alas, que nadie podrá parar. A cambio, tendrás que cuidar y proteger esta ciudad para siempre; pero si fallas, serás esclavizada en los calientes pisos del infierno…”  


Tras las palabras despiadadas del ángel, este desapareció. El hada cogió fuerza y combatió contra el ciclón con la energía de sus alas. El ciclón acabó derrotado por su fuerte trabajo pero el hada olvidó las últimas palabras del ángel y la codicia la llevó a querer apoderarse de la ciudad. La ciudad había quedado completamente destruida pero no se hizo nada tras el inicio del mandato del hada.


Al enterarse el templo del cielo donde vivían los dioses y ángeles más poderosos que podrían existir, mandaron al fuerte diablo que vivía en los infiernos a detener y encarcelar al hada, que ya no sería libre nunca más. 


Tras el encarcelamiento del hada, la ciudad estuvo a cargo de un ángel llamado Miguel y también de sus secundarios, que son los hijos de Dios. La ciudad se reconstruyó y nadie ni nada volvieron a tocarla.